Este diseño espectacular está inspirado en la sabiduría de la cultura Azteca. Desde la antigüedad, como seres humanos hemos sabidos que somos parte del universo y que, por lo tanto, en esencia somos parte de lo divino. Los aztecas eran conscientes de nuestro valor individual, que contribuía al valor colectivo de toda la existencia. Y es por esto que ellos tenían un proverbio lleno de sabiduría: "El mundo es tuyo, sólo tienes que ganártelo". Somos seres constructores, que moldean la realidad. Todo se construye y todo se gana.

Y este diseño tan mágico nos cuenta una historia de dualidad. Comienza en el corazón, con un Guerrero Jaguar (llamado Ocëlöpilli) que representa el nacimiento de nuestro lado humano. Al ir construyendo nuestro camino de vida, logramos comprender nuestra naturaleza divina, representada en la fuerza de nuestro brazo derecho, sobre la solidez de una pirámide, símbolo de nuestra búsqueda de lo divino, en conjunto con las raíces de todo lo que hemos construido. Finalmente, al sabernos en contacto y parte del universo, logramos nuestra fuerza máxima, que se convierte en nuestra columna rectora y que es representada en la espalda por Quetzalcóatl, Dios creador de los humanos, y con lo que, finalmente, asumimos nuestra verdadera dualidad. El color de la prenda ha sido elegido en forma precisa, ya que el color arena representa el equilibrio de la luz y la calidez, la inteligencia y la calma, y, por lo tanto, la conexión sólida con nuestra dualidad.